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viernes, 12 de febrero de 2016

Albert Luthuli, Dejad Marchar a mi pueblo [ Let my people go ]

En ésta ocasión quiero hablar sobre el libro de Albert Luthuli, "Dejad Marchar a mi pueblo" por la traducción al español, texto que ha influido mucho a mi persona y del cual considero que es una muy buena opción dentro de la autobiografía.
 Albert Luthuli, quien también es conocido por su nombre en idioma Zulú: Mvumbi, nació en Rodesia del Sur en el año de 1898 y murió en Sudáfrica en 1967. En este lapso de tiempo sucedieron muchos movimientos globales que afectaron notoriamente el pensamiento de éste profesor y más tarde político sudafricano; un pequeño ejemplo es la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
 Mvumbi fue hijo de cristianos adventistas que forjaron con sus ideales, una mentalidad de amor al prójimo como en pocos casos se da, esto lo va a reflejar a lo largo de su trayectoria, primero como profesor y luego como político, tanto es así que se le condecoró con el "Premio Nobel de la Paz" en el año de 1960.
 Luthuli, en palabras de Mandela: "Fue uno de los más grandes líderes de nuestra lucha por la libertad -un gigante entre los líderes." Y es que es considerado, por su pensamiento y actuar como una de las figuras más distinguidas para la lucha sudafricana de la igualdad de derechos; sin duda alguna, en su texto expresa esa sensibilidad que tenía para con la humanidad e inspira a actuar de forma similar ante los problemas que día a día surgen.
 Sobre el libro debo comenzar explicando que la única copia que he encontrado en español, data de 1963, traducido por María Dolores Renau; aunque el texto original cuyo nombre es "Let my people go"seguramente tiene mayor cantidad de ediciones. La que yo he consultado pertenece a la colección"La aventura humana" de Editorial Fontanella; consta de 331 páginas y su formato viene en pasta dura y con camisa, como en la fotografía que acompaña este texto.
 El libro es una magnífica obra que relata la lucha entre ciudadanos blancos y negros de Sudáfrica, los derechos de unos que aplastaban y relegaban a los otros. Me parece significativo comentar aquí que nos dejamos llevar, a veces, por las atrocidades cometidas en el Holocausto, pero perdemos la dimensión del problema a nivel global y como el autor lo comenta: Inglaterra va en lucha de la libertad a la Segunda Guerra Mundial, pero no aplica esa libertad a su colonia Sudáfrica.
 El texto abarca buena parte de la vida de Albert L. desde su infancia, sus primeros pasos en formación académica, su deber moral y ético al momento de ser profesor, hasta su actuar político y la experiencia que tuvo al visitar otras naciones.
 Las cosas que fueron más representativas para mí, al momento de leerlo: primero, la forma tan fácil de lectura es tal, que pareciera que el autor está teniendo una conversación contigo tomando un té y comiendo galletas. Esta forma tan agradable de escritura permite entender fácilmente los puntos que busca reflejar en ésta obra, mismos que forjaron la base sobre la cual Nelson Mandela podría guiar a su pueblo. Cabe resaltar que ambos son grandes pensadores del siglo XX, ambos buscaban pelear por derechos igualitarios, ambos estuvieron presos a causa de sus luchas y ambos fueron premios Nobel.
 Otro punto de suma importancia es el pensamiento religioso; uno creería o daría por sentado que al estar tan vinculado al cristianismo la forma de ser de Luthuli se mostraría poco abierta a los cambios o de una forma sumisa y no es el caso, ya que lo usa como motivante personal pero nunca como forma de hacer política o tratar de transformar al  pueblo con sus ideas; contrario a esto se muestra compasivo, reflexivo y siempre abierto a las propuestas de los demás seres humanos.
 Si te gusta el género de Novela Histórica, Biografía, incluso los temas de revoluciones a lo largo y ancho del globo, éste libro te va a encantar, y si lo que buscas es algo fácil de leer que te deje mucho aprendizaje, también te recomendaría éste libro. Uno de mis favoritos y que sin duda alguna (no puedo dejar de repetirlo), influye en mi forma de pensar y actuar.

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